jueves, 5 de marzo de 2009

Aniversario de la proclamación del Plan de Ayutla


El 1 de marzo de 1854, en una hacienda de nombre La Providencia, ubicada en las cercanías del
poblado de Ayutla, Guerrero, el coronel Florencio Villarreal proclamó un plan que llamaba a las
armas contra el gobierno dictatorial del general Antonio López de Santa Anna y declaraba que, al
triunfo de la revolución, el presidente de la República que asumiera el cargo de manera interina
debería convocar a un Congreso Extraordinario cuya responsabilidad sería redactar y poner en
vigor una nueva Carta Magna, que constituyera a la nación bajo la forma de República
representativa popular.


Diez días después de la promulgación del documento revolucionario, se puso a la cabeza de
las fuerzas rebeldes, en Acapulco, el militar de tendencia liberal Ignacio Comonfort, quien
entonces propuso reformas al plan original con el consenso de todos los involucrados. El
movimiento se extendió por diversas regiones del país hasta que, el 9 de agosto de 1855, Santa
Anna abandonó la ciudad de México. Desde Perote, Veracruz, lanzó un manifiesto donde
renunciaba, ahora sí por última vez, al máximo compromiso de la administración pública, que
había asumido por más de diez ocasiones.


El general Juan Álvarez, renombrado patriota que participó en la gesta independentista, se
hizo cargo provisionalmente de la primera magistratura, tal como lo establecía el Plan de Ayutla.
Al poco tiempo delegó la responsabilidad en Comonfort. Con ellos se dio inicio al proceso que
culminaría con la organización del Congreso Constituyente y con la posterior promulgación de la
Constitución Política de 1857. Por lo mismo, puede afirmarse que el movimiento desencadenado
a partir de ese 1 de marzo de 1854, originó el establecimiento de las instituciones liberales en
México.



De igual modo, con la victoria de la gesta iniciada en la sierra guerrerense, terminó uno de
los lapsos más oscuros de la historia de México, pues aunque los mexicanos, profundamente
divididos, lucharon entre sí durante otros diez años (de 1857 a 1867), esta vez se dirimían dos
partidos que contaban, cada uno por su lado, con proyectos propios en cuanto al futuro de la
nación y con una convicción muy clara para defenderlos. Aunque estuvieron irremisiblemente
enfrentados, compartían un compromiso con el presente y el futuro de la República, inexistentes
en el tiempo precedente. Con el Plan de Ayutla concluía la época de Santa Anna y empezaba la
de Benito Juárez: otros hombres, con mayor conciencia de la realidad nacional, tomaban el timón
de los destinos de México.

Día de fiesta y solemne para toda la Nación. La bandera deberá izarse a toda asta.


Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México

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